Para entender el valor emocional que supone ver a Ebro otra vez en el mercado, hay que remontarse a sus orígenes en Motor Ibérica, cuando, en los años 50 y 60, sus camiones y tractores se convirtieron en herramientas fundamentales para el desarrollo industrial y agrícola del país. El nombre “Ebro” hacía honor al río más caudaloso de la península, evocando la fortaleza y fiabilidad que caracterizaba a aquellos vehículos.
Durante los años 60 y 70, los camiones Ebro ganaron fama de duros y resistentes, muy adaptados a las necesidades de transportistas y empresas de distribución. Sin embargo, la creciente competencia internacional y la entrada de nuevas marcas acabaron precipitando su absorción por Nissan, desdibujando la marca Ebro hasta casi borrarla del mapa. Pese a ello, nunca desapareció del todo en la memoria de quienes habían trabajado con sus modelos.
El cierre de las plantas de Nissan en Barcelona, oficializado a finales de 2021, no solo amenazaba con dejar a cientos de personas sin empleo, sino también con un espacio industrial de gran valor completamente desmantelado. Fue entonces cuando un consorcio de inversores y la ingeniería catalana QEV Technologies decidieron dar un golpe de timón: revivir la marca Ebro para fabricar vehículos eléctricos en la Zona Franca de Barcelona, preservando así gran parte del tejido industrial y del know-how acumulado durante décadas.
La apuesta gira en torno a la reindustrialización sostenible. En lugar de motores diésel o gasolina, la nueva Ebro se ha propuesto liderar la producción de vehículos cero emisiones en España, un segmento en auge que requiere innovación, tecnología y alianzas estratégicas. Y precisamente esto último llevó a la marca a sellar una colaboración con la china Chery, uno de los mayores fabricantes de automóviles en Asia, experto en electrificación y capaz de acelerar el desarrollo y la competitividad de los nuevos Ebro.
El Ebro S700 irrumpe en el panorama automovilístico como el primer gran SUV 100% eléctrico de la marca, concebido para cubrir las necesidades de quienes buscan un vehículo con espacio, equipamiento tecnológico y un enfoque urbano y familiar. Con un lanzamiento previsto en 2025, diversas fuentes especializadas apuntan a que se ensamblará en Barcelona, lo que refuerza el compromiso de la firma con la producción local y la reactivación industrial de la antigua factoría de Nissan. El S700 destaca por su diseño moderno, que combina líneas elegantes con una cuidada aerodinámica, y por ofrecer un interior amplio y confortable para cinco ocupantes. Además, se espera que incluya sistemas de asistencia a la conducción de última generación, así como un motor eléctrico capaz de equilibrar prestaciones y eficiencia en un rango de precios competitivo. El objetivo de Ebro con este modelo es recuperar el prestigio histórico de la marca y, a la vez, presentarse como una alternativa sólida en el creciente mercado de los SUV eléctricos.
Tras el anuncio del S700, la compañía ha dado un paso más con el S800, un segundo modelo cuya fase de ensamblaje ya ha comenzado en la planta barcelonesa. A diferencia de su “hermano pequeño”, el S800 buscará posicionarse en un segmento superior, ofreciendo un habitáculo más amplio, un mayor nivel de autonomía y un enfoque versátil que abarque no solo el entorno urbano, sino también desplazamientos de larga distancia. Según se ha dado a conocer, este vehículo está llamado a consolidar la ofensiva eléctrica de Ebro, aportando un diseño más refinado y prestaciones mejoradas para un público que demanda un extra de comodidad y potencia. El S800 se ensambla sobre una plataforma desarrollada para optimizar la integración del sistema de baterías y el tren motriz eléctrico, lo que se traduce en una conducción suave y silenciosa, pero sin renunciar a la contundencia que tradicionalmente ha caracterizado a la firma española. De esta forma, Ebro persigue expandir su gama y atraer a conductores que busquen un vehículo eléctrico de mayores dimensiones, con la promesa de combinar el legado de la marca con la innovación necesaria para competir en el exigente mercado actual.
Las perspectivas de Ebro son optimistas: la marca busca consolidarse en el sector eléctrico tanto a nivel nacional como internacional. Sus planes incluyen la ampliación de la línea de turismos, la producción de furgonetas comerciales de bajo coste operativo y la exploración de vehículos industriales pesados con propulsión eléctrica o incluso de hidrógeno en un futuro cercano.
Con el fuerte respaldo institucional y el creciente interés del mercado por la movilidad ecológica, Ebro confía en recuperar el prestigio que tuvo décadas atrás. El nuevo ADN de la marca combina sus raíces españolas con la innovación tecnológica china, formando un tándem que puede posicionarla de nuevo como referente de la industria automotriz.
Ebro ha pasado de ser un referente en la construcción de camiones y tractores a apostar fuertemente por los SUVs eléctricos. La transición no ha estado exenta de dificultades, pero la iniciativa de reindustrializar la planta de la Zona Franca en Barcelona indica que existe un respaldo firme y una visión estratégica para ubicar a la marca en la vanguardia de la movilidad sostenible. Con el S700 y el S800, la compañía quiere demostrar que “hecho en España” puede seguir siendo sinónimo de calidad y de innovación, recuperando el alma de aquellos camiones que hace décadas llevaron el nombre de Ebro por todo el país, pero ahora con la electricidad como motor del futuro.
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